¿Se puede construir desde un contexto incierto un discurso objetivo y optimista sobre los retos que debe afrontar nuestra Función Pública sin merma alguna de rigor? La obra que el lector tiene en sus manos pone de manifiesto que sí, que se puede. Más aún, sus páginas llevan a concluir que se debe, porque asumir la imposibilidad de un sistema de empleo público basado en criterios profesionales, de modernización administrativa y de productividad es tanto como renunciar a una Administración eficiente y de calidad, un resultado que no podemos permitirnos. Esta afirmación que se superpone a las circunstancias económicas, políticas y sociales del momento, justifica la insistencia de los autores en la adopción de las medidas necesarias para garantizar dicho modelo en el marco de una reforma administrativa ineludible en el camino hacia la recuperación, insistencia que no en vano constituye el común denominador de este libro de fácil lectura acerca de las carencias y los defectos que urge corregir en nuestra Función Pública, de las circunstancias que la condicionan y de la necesidad de extremar el rigor en cualquier reforma que afecte a la Administración y al personal a su servicio.