Pedro Roldán (1624-1699) es la personalidad más destacada del panorama escultórico sevillano de la segunda mitad del siglo XVII y una de las figuras señeras de la escultura española del pleno barroco seiscentista, como así lo ha venido reconociendo la historiografía artística a partir de la pionera biografía que le dedicara Antonio Palomino. Debe admitirse sin reservas la incuestionable impronta que dejó su peculiar técnica de talla, la reconocible caracterización estilística y morfológica de sus imágenes e incluso la consagración de determinados modelos iconográficos, no sólo entre los miembros más cercanos de su nutrido obrador, sino sobre toda una legión de seguidores de su plástica, hasta bien avanzada la centuria dieciochesca. Pedro Roldán fue el escultor sevillano de su tiempo con una mayor proyección exterior, como lo prueba que sus realizaciones fueran requeridas o enviadas a numerosas poblaciones de las actuales provincias de Sevilla, Cádiz, Córdoba, Málaga y Jaén, además de las islas Canarias, respondiendo a los múltiples encargos que recibió por parte de instituciones y particulares, tanto de rango eclesiástico como civil. La monografía que presentamos es el resultado de tres años de investigación y conocimiento directo de la producción escultórica de tan afamado maestro, que nos ha permitido deshacer algunos equívocos referidos a su periplo vital, así como reflexionar sobre las claves de su formación artística y contexto creativo, procediendo asimismo a depurar su catálogo de obras, que hemos logrado también incrementar con algunas piezas felizmente documentadas o atribuidas con suficiente fundamento