Pedro de Ribadeneira es tal vez más conocido como uno de los escritores clásicos de la lengua castellana que por el eminente lugar que ocupa en los inicios de la Compañía de Jesús. San Ignacio, buen conocedor de las personas, captó el excelente material que la Providencia ponía en sus manos cuando aceptó en casa, pocos días antes de la aprobación papal de la Compañía, al Ribadeneira adolescente de 14 años, fugitivo de la corte del cardenal Farnesio. Pocos años antes de su muerte escribió Ribadeneira en sus Confesiones a la manera de San Agustín, que vienen a ser su autobiografía, conservadas por el H. Cristóbal López, su fiel secretario durante los últimos 33 años de su vida, y completadas con oportunas anotaciones y trazos biográficos. El contexto de lo confesado por Ribadeneira viene ampliado con una serie de documentos relativos a algunos de los principales problemas en que se vio envuelto, como su negativa a la guerra contra Portugal, su defensa del Instituto por el peligro de un cisma en la Compañía de España, las repercusiones que la llamada «cuestión de los cristianos nuevos» tenía en la admisión de nuevas generaciones en la Orden. La filial devoción del autor de la Vida del P. Ignacio de Loyola queda de manifiesto en algunos poco conocidos documentos del gran propulsor de la canonización de Ignacio.