Segovia, con ocho incunables hasta ahora conocidos, tiene el privilegio de ser la cuna de la imprenta en España. A pesar de ello no va a tener el suficiente empuje cultural (una universidad, por ejemplo) como para mantener la presencia de tipógrafos, por lo que el número de impresos del siglo xvi, incluso XVII, es testimonial (entre ambos llegan a 40 ediciones). Esta escasez ha llevado a la imprenta segoviana al olvido de los investigadores modernos, salvo su período incunable. Tan sólo D. Tomás Baeza, allá por 1880, acometió este trabajo, con las limitaciones de su tiempo. Por esta razón, con tan buen precedente, se ha prolongado el período estudiado hasta 1900, lo que da la oportunidad de conocer la evolución y la historia de una ciudad a través de sus prensas, una perspectiva que es difícil de tener en otras de ingente producción. Se atiende aquí a los impresos menores. Éstos, sostenedores de los talleres, van a proporcionar datos no sólo interesantes desde el punto de vista bibliográfico, sino también histórico. Este doble valor aumenta el de la obra, que aporta en total unas 5.400 referencias.