La literatura sobre el arte de la cocina es casi tan antigua como la cocina misma. El título de este libro, por ejemplo, proviene de una frase de Ateneo, autor griego que, en el siglo III, dio cuenta de todos los conocimientos y todos los «chismes» de la Antigüedad sobre, entre otros temas, la gastronomía y los gastrónomos. Sin embargo, no es fácil hacerse una idea precisa, palpable, concreta, de las cocinas del pasado. Pongamos por caso : ¿qué gusto tenían los vinos que bebían César u Horacio ? ¿Qué sabor tenían los estofados en la Edad media o los pâtés que comía el glotón Rabelais ?
Este libro resurge hoy, en una edición enteramente revisada y muy ampliada por el propio Revel, en la misma colección, también totalmente renovada, que lo vio nacer en 1980.
Hace dieciséis años, Un festín en palabras fue, de hecho, todo un festín para quienes, al menos en España, aún desconocían el papel primordial de la gastronomía ?y de su historia? en la tradición cultural de cada país. Hoy en día, Un festín en palabras, en su nueva versión, reaparece, pues, como todo un clásico en el género.
Los tratados de cocina destinados a los profesionales son con frecuencia oscuros y poco detallados para los profanos de nuestra época. Mucho más elocuentes resultan los testimonios espontáneos de los comensales que transcribieron sus experiencias palatales y culinarias en libros de memorias, correspondencias, novelas y obras de teatro. Por lo tanto, Revel nos invita aquí a seguirle en un paseo literario por dos mil quinientos años de recuerdos gastronómicos, desde la Atenas de Pericles hasta la nouvelle cuisine, pasando por la Roma imperial, la Edad media europea, el descubrimiento del Nuevo Mundo, al que tantos ingredientes culinarios debemos, la Italia de los Médicis, la Francia de Luis XIV o la del siglo XIX, sin olvidar las cocinas del terruño y las tradiciones populares.