El crimen de una prostituta es el inicio de la historia. Daniel encuentra a la chica asesinada en un portal céntrico de la pequeña ciudad en que vive y se inicia una caída en barrena que lo llevará a la locura. El suceso lo lleva a encontrarse en medio de un montaje policial del que no pretende ser el centro pero el Estado represor lo quiere utilizar como arma para precipitar la caída de quienes no se sometan a sus normas. En su intento de escapar, Daniel se aferra a los recuerdos y al fantasma de su vida pasada, sumergido en un presente que le resulta increíble. Sin embargo, aunque emprendedor, es poco resolutivo. No es la vida la que le ha venido mal, él ha hecho mala la vida. Ingenuo hasta el final, piensa que su situación cambiará, como cambia la dirección del péndulo de Foucault. Pero no puede, las fuerzas de la historia lo superan. Una historia dura, cargada de dolor, en la que se mueven unos personajes que viven en la marginalidad y que pasean por las calles de Cuba de la misma forma en que pasean por la novela; porque ésta es una novela real y a veces triste, brutal en ocasiones, pero, sobre todo: apasionada. Obra trascendental por los tiempos que corren en el panorama donde transcurre y que refleja muy bien el vivir cubano actual. La historia que narra transpira interés universal. La ideología se monta a partir del comportamiento de quienes pueblan el andamiaje, por momentos grotesco, de la novela y sus acciones develan lo que piensa cada uno de ellos sobre la vida. Asimismo, las descripciones de ambientes y situaciones, las historias inconclusas e incluso ambiguas muestran una pluma que merece un especial reconocimiento.