Historias de diferentes personajes que viven y trabajan en la cárcel narradas desde el punto de vista de un preso.
La primera vez que hablé con Andrés Rabadán fue en el año 2000. Desde el 2002 lo visito regularmente en la prisión de turno donde se encuentra hacinado.
Diagnosticado como enfermo mental después de descarrilar tres trenes y matar a su padre con una ballesta en 1994, Rabadán fue encerrado en un psiquiátrico penitenciario en el que debía permanecer durante 20 años si los psiquiatras no consideraban antes que ya no suponía un peligro para la sociedad.
Me costó convencerle de la necesidad de emprender un viaje hacia su propio pasado, de escarbar en lo más profundo de su alma, de revisitar aquellos tiempos que lo llevaron a ese estado mental y a una situación límite,
Poco a poco, carta a carta, Andrés se fue abriendo, contándome pequeñas historias íntimas de su niñez, de su adolescencia, de su círculo familiar y de amistades.
Poco a poco llegué a entenderlo y surgieron dos obras cinematográficas que reflejan su vida interior, sus miedos, sus anhelos y su ventana abierta al mundo: El perdón y Las dos vidas de Andrés Rabadán .
De su vida intramuros ya escribió él magistralmente en este libro lleno de humor y terrible en su sustrato, Historias desde la cárcel .
Tal vez, por desgracia, siga escribiendo nuevos capítulos llenos de lucidez en medio de un sinsentido colectivo. Y es que los psiquiatras ya han dicho lo que tenían que decir: que está curado. Pero él ahí sigue. Encerrado.