A mediados del siglo XIX, bajo los efectos directos e indirectos de la revolución industrial y de la extinción formal del Antiguo Régimen, las ciudades españolas comienzan a entrar en la contemporaneidad. Las nuevas necesidades administrativas del Estado, las transformaciones impuestas por el nuevo marco económico (instalaciones fabriles, puertos y mercados), la modernización de la red viaria (la pavimentación, el alumbrado) y la modificación de la morfología urbana (la desaparición de las murallas carlistas, el uso de los espacios desamortizados de la Iglesia, nuevos modelos de inmuebles...) son el contexto en el que Pascual Madoz redacta su monumental Diccionario geográfico de España (1845-1850), cuyas casi 12.000 páginas proporcionan una información de enorme valor para conocer la situación de las ciudades españolas en este momento decisivo de su historia. Tomando como base el Diccionario de Madoz, el profesor Francisco Quirós traza un análisis detallado de este marco histórico-económico y de las transformaciones que en las ciudades españolas se produjeron en la segunda mitad del siglo XIX, apoyándose, además, en el extraordinario material gráfico proveniente del Atlas de España y sus posesiones de Ultramar, de Francisco Coello (publicado originalmente como anexo al Diccionario), que se complementa con las vistas de ciudades españolas de Alfred Guesson.