A través de la historia es fácil comprobar que la pasión, bien sea amorosa, ideológica o simplemente vital, ha tenido consecuencias trágicas para el sexo femenino. Son muchos los casos en los que la consagración de una vida al arte, al amor, o a una causa política o religiosa ha tenido un trágico final. La eterna lucha entre Eros y Tanatos, la pasión y la muerte, es una constante en la biografía de muchas mujeres a lo largo de todas las épocas y en todas las latitudes.
Por las páginas de este título, desfilan muchas de estas mujeres que, en su momento, fueron capaces de luchar por sus ideales o de vivir un amor aún a costa de su propia vida. Mujeres como Juana de Arco, Inés de Castro, Ana Bolena, María Estuardo, Mariana Pineda, Olimpia de Gouges, Mata Hari o Diane Fossey que murieron víctimas de la intolerancia de quienes las rodeaban o por haber cometido el delito de amar apasionadamente. Mujeres, que como Beatrice Cenci, Isabella di Morra o tantas víctimas de la violencia de género, en muchas ocasiones hubieron de convivir con sus propios verdugos. Mujeres como Astrid de Bélgica, Grace Kelly o Diana de Gales, que se convirtieron en iconos de leyenda.
Todas tienen su lugar en la historia, justo es que se las recuerde.