Para quienes aspiran a remontarse por encima de la inercia superficial de la vida cotidiana hacia el ámbito del espíritu, resulta sumamente saludable rememorar las ideas, las intuiciones, las emociones, los sentimientos, y sobre todo la singularísima concepción de la Vida, de la Humanidad y del Universo de ese científico, filósofo, poeta y místico que fue Pierre Teilhard de Chardin. En una circunstancia de crisis de nuestra civilización occidental en que no sobra vitalidad del espíritu, la interpretación cristiana de la globalidad de lo que existe, con que Teilhard de Chardin nos obsequia, es un auténtico vendaval de aire fresco. En efecto, su obra inyecta dinamismo, infunde sentido a la vida humana, invita a asumir los retos del futuro y torna comprensible la aspiración de la persona humana a una vida más allá de la Tierra. Todo eso es lo que el lector irá descubriendo en el transcurso de esta obra dramática.