Acosta, una de las figuras más relevantes del panorama artístico sevillano del siglo XVIII (1709-1778), es el gran escultor de piedra, uno de sus más importantes escultores en madera y el más brillante proyectista y ejecutor de retablos de Sevilla y su arzobispado. A él se deben conjuntos escultóricos barrocos como la Real Fábrica de Tabacos, la Real Maestranza de Caballería, la iglesia Colegial de El Salvador, la iglesia del convento de Capuchinas o los jardines del Palacio Arzobispal de Umbrete