Si hiciéramos una sencilla encuesta sobre los alimentos, comprobaríamos (para nuestro asombro) que la gran mayoría de los consumidores ignoran las respuestas más básicas. Somos lo que comemos, un compendio de 175 preguntas con sus respectivas respuestas nace para dar respuesta al gran vacío literario existente alrededor de este aspecto tan descuidado como básico para nuestra salud. Este libro está enfocado y dirigido al consumidor alimentario en general para que sepa comprar y por tanto pueda elegir entre toda la gama de productos que ofrece el mercado, aquél, que más le convenga y que mejor se adapte a sus necesidades. Como muestra valga este ejemplo ¿Si quitamos la miga el pan engorda menos? La miga y la corteza del pan constituyen dos zonas diferentes de un mismo producto. Tanto la miga como la corteza tienen la misma base nutricional, puesto que se originan a partir de una masa común. La corteza es la miga desecada que por la acción del horno, y como consecuencia del calor directo, se tuesta. La miga, como se encuentra "protegida" por la corteza, no se deshidrata, no pierde tanta humedad, y mantiene una textura más o menos esponjosa dependiendo del tipo de pan. Entonces, ¿Por qué existe la creencia generalizada que el pan engorda y concretamente más la miga?