Al cumplirse el ciento veinticinco aniversario de su primera edición, Las Nacionalidades, la más importante y conocida de las obras de Pi y Margall, presenta para el lector actual un doble interés, que deriva de los dos grandes temas objeto de la reflexión de su autor. De una parte, la organización de Europa y, de otra, la articulación territorial del Estado español. En cuanto a Europa, Pi y Margall denunció las incongruencias y antagonismos que provocaba el Principio de las nacionalidades, en sus diversas formulaciones, como criterio de organización del mapa nacional-estatal europeo. Por lo que se refiere a España, atacó la fórmula del Estado unitario centralizado como contradictorio con la realidad plural de España, esterilizador de las energías y peligroso para la libertad. Como alternativa, tanto el plano infraestatal, como en el supraestatal, ofreció el federalismo. Hoy esta fórmula suscita un renovado interés a la hora de encarar los problemas de la organización de España y de la construcción de Europa, que supo captar Pi y Margall y a los que pretendió dar respuesta con ese sistema.