Las escaleras monásticas son el fruto de proyectos cuyo resultado arquitectónico se mantuvo inalterable en el tiempo, llegando hasta la actualidad encerradas entre los muros de las estructuras monasteriales. Construidas en piedra granítica, las escaleras fueron diseñadas teniendo en cuenta la naturaleza y propiedades del material. Su talla necesitó de la maestría y saber hacer de los miembros de un gremio, el de los canteros, que en Galicia demuestran un perfecto dominio y conocimiento del arte de la estereotomía, reflejado en todas las obras existentes tanto antiguas como contemporáneas. La dificultad de trabajar la piedra condicionó las características ornamentales, matizando los recursos estilísticos empleados dentro de cada etapa histórica. Esta obra se fundamenta en cuatro conceptos básicos: la persona, el monje, sus creencias, su vida en comunidad; la arquitectura que alberga la vida monástica, su estructura compositiva, las relaciones generadas entre sus diferentes espacios, sus condicionantes, sus normas; los maestros arquitectos, aparejadores y constructores que llevaron a cabo la realización práctica de los conjuntos arquitectónicos, sus conocimientos técnicos, su legado gráfico, sus aportaciones estilísticas; las fuentes documentales, los tratados y libros técnicos empleados.