Tras relatarse el avistamiento (partiendo de la premisa que garantiza la distinción entre objetos que sin o con intención estén disimulados bajo la forma de aparente nube todavía geoestacionaria y nube lenticular, que a su vez menea y se mueve desde un punto geográfico a otro cercano según los elementos naturales predominantes en la circunstancia meteorológica), procedemos aquí a un análisis de tenor filosófico sobre el fenómeno ufológico. No olvidando aspectos aparentemente laterales, que tienen relación con las secuelas de los hechos ufológicos, de una parte, y con los conceptos dominantes en el paradigma científico humano, de otro lado. Siempre buscando aclararse el sentido de todo aquello que ha sido observado o vivido y de lo que sea lógicamente deducible partiendo de los datos objetivos recogidos, igual que de todo que nos provenga, por vía de Internet o de literatura especializada, de la cultura mezclada de una civilización terrestre progresivamente global, en la que vivimos somorgujados hoy en día.