Los ensayos incluidos en este volumen muestran certeramente cómo es posible rastrear y reconstruir la sinuosa línea pespunteada por los clásicos griegos para la conceptualización ideológica de lo femenino, y cómo es necesario profundizar en los orígenes y desarrollo de ciertas ideas y definiciones sobre la mujer que, sorprendentemente, aún están vigentes, y que han marcado y continúan marcando el pensamiento occidental, para superarlas. En los orígenes de la racionalidad científica, en la Grecia antigua, se inició un largo camino, un lento proceso de elaboración de las categorías de lo humano que se va desprendiendo paulatinamente de las representaciones míticas. Lo femenino se perfila como diferencia, no ya con respecto a lo masculino -diferencia obvia y recíproca-, sino con respecto a aquello que, en cuanto objetivación de lo genérico humano, es pensado bajo las connotaciones de lo neutro. Frente a la irracionalidad, que convierte a las mujeres en víctimas preferenciales, el pensamiento: la mujer filósofa es no sólo posible, sino necesaria.