Antonio Pérez Henares, con gran verosimilitud, amenidad y rigor, comoes habitual en sus novelas, glosa la vida de los juglares que vivieron y transmitieron las andanzas, aventuras y desventuras del guerreromás famoso de su época: Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid.La Edad Mediaera un tiempo de caballeros, reyes, damas, castellanos, comerciantes,campesinos, prostitutas, mercenarios, ladronesà y también de juglares, que fueron testigos y transmisores de batallas, romances, banquetes y todo aquello que llenaba el medievo de luz, color y música.Porque laEdad Media era un mundo mucho más luminoso del que nos han vendido.Fue una época de lírica y música, un tiempo de explosiones de color en iglesias, castillos y ciudades, una edad donde el juglar era elcronista, el portador de las buenas y las malas nuevas en salonesnobiliarios, plazas de pueblos y ciudades, e incluso en las cortes delos reyes. Esta es su novela.Tres generaciones de juglares, a caballoentre los siglos XI y XII, protagonizan esta fascinante historia. Tres juglares que compusieron y dieron voz a la epopeya medieval mástrascendental. Tres hombres que dieron vida al Cantar del Mío Cid, elmás importante hito en la historia de nuestra cultura, pero quetambién tuvieron vidas fascinantes llenas de aventuras, amores ytraiciones, y recorrieron toda la Península, de Santiago de Compostela al reino moro de Murcia, y hasta la Occitania francesa.