El relato se centra en los años de la Transición y se desarrolla mediante tramas distintas pero conectadas entre sí: se inicia con el desastre que se les viene encima al Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, en la sureña ciudad de Gadiria, y a su escrupuloso secretario quienes, tras la muerte del dictador, temen que van a perder su modus vivendi; sigue la fábula inventada por un coronel republicano, quien mantiene que desciende de Caín y ostenta en su carne la marca bíblica, indicativa de que nadie puede matarlo, lo que hace que se libre de la última pena en un consejo de guerra de la facción vencedora. Entre estas historias aparece el amor ideal del primogénito del jerarca, que parece aturdido por la singular personalidad de una hija del coronel amnistiado; las meditaciones paradójicas de un preso, acusado de terrorismo, novio secreto de la joven anterior, dan a la historia breves consideraciones filosóficas. Al fin, a la llegada de la Democracia, todo se diluye con la promesa del cambio democrático que actúa diligentemente para que todo siga igual, aunque con otros nombres y otros símbolos, que resultan corresponder a una monarquía parlamentaria.