Nada tan importante para los seguidores de Jesús como profundizar y vivir el mandamiento nuevo y decisivo del amor cristiano. Amor nuevo porque tiene como parámetro el amor que Dios nos manifiesta en Jesús. Amor decisivo porque de su vivencia y testimonio depende la identidad y la significatividad de los discípulos en el mundo. Sentimos la necesidad de profundizar, «con admiración y gozo», en el amor que Dios nos ha demostrado a lo largo de la historia de la salvación, y en especial en Jesucristo, su Hijo amado. Una historia de amor es una narración del amor misericordioso y salvífico que el Padre nos ha demostrado. Un amor manifestado en múltiples dimensiones, acontecimientos y situaciones. Discernir, contemplar y asumir este amor nos lleva a configurar el corazón y a vivir en una esperanza nueva. El mandamiento nuevo del amor cristiano invade todas las dimensiones de la vida. Pero encuentra en los estados de vida -matrimonio y celibato- su compromiso específico como sacramento y como profecía respectivamente. Por ello hemos aplicado la historia de amor a los dos estados de vida en los que el amor se consolida y significa en la peculiaridad de cada uno de ellos.