Se acerca el cuarto centenario de la muerte de Luis de Góngora(1561-1627), «aquel que tiene de escribir la llave», en palabras deCervantes. Está próximo a cumplirse un siglo desde que sus versoscautivaron a la mítica generación de poetas que llamamos del«Veintisiete» en homenaje a su figura. Y Góngora vive sus horas másbajas. Pocos clásicos han sido editados y estudiados con más tenacidad en las últimas décadas, pocos con tan escasa eficacia. Este librosurge del hartazgo que mueve a tomar la palabra. La autora ha dedicado muchas horas a pensar en Góngora y ha podido contrastar el relatodominante en los medios académicos con la imperfecta realidad que lasfuentes de primera mano revelan y con la indiferencia de la calle. Alo largo de estas páginas desmonta fabulaciones, deshacemalentendidos, combate chascarrillos, alerta sobre cronologíaserradas, explora el sentido del humor como recurso hermenéutico. Si el desapego que el lector común siente hacia Góngora ha de seguirexistiendo, que al menos lo sea por las razones adecuadas.¿Cuántos versos de Góngora necesita un ser humano corriente Tómese sutiempo el amable lector antes de responder a la pregunta.Amelia de Paz. Doctora en Filología con Premio Extraordinario, enseñaLiteratura en un barrio obrero y en la Universidad Complutense deMadrid. Sus estudios se centran en la poesía española de los Siglos de Oro y del XX. Entre sus contribuciones al conocimiento de Góngora, se le debe el hallazgo de un insólito memorial que muestra su contiendacon un miembro del Santo Oficio y constituye el único escritoautógrafo de Góngora descubierto en más de un siglo. La colección LosCuatro Vientos dio cabida a la relación del suceso, documento deexcepción para ahondar en la psicología del autor de las Soledades yuna incursión fascinante en su mundo y en la trastienda de una época(Todo es de oídas. El proceso a un inquisidor de Córdoba en 1597,Renacimiento, 2014).