Absténgase de abrir este libro quien crea que la Historia es patrimonio exclusivo de esa casta tan sufrida que vive para el incienso, la cátedra, el sexenio, el impacto, la beca y el sabático. Renuncie quien se conforme con las cuatro patrañas que le contaron en la escuela sobre la España del siglo XVI, sobre la Inquisición y sobre Góngora. Desistan los espíritus selectos. Sumérjase en él quien sienta un anhelo insaciable de realidad. Quien quiera ver a un inquisidor decir que preferiría estar muerto, a un criado rebañando voraz un torrezno y a una dama embozada de noche en busca de su amante. Este es un caso rigurosamente cierto y documentado hasta la última palabra, sin lastres doctrinales ni fantasías de gabinete. El lector encontrará un retrato auténtico de Góngora y del mecanismo interno del Santo Oficio. Una ventana abierta a la sociedad española del Siglo de Oro y a las pasiones del alma humana. Dispóngase a meditar sobre la naturaleza de la verdad jurídica e histórica, sobre la esencia del poder, del honor, de la amistad, de la fama, sobre la fuerza de la sangre, del amor y la venganza. El 20 de enero de 1597 diluvió en Córdoba. Un comisionado de la Santa General Inquisición se apea ante las casas obispales. Empieza el calvario para Jiménez de Reinoso, el principal inquisidor del tribunal cordobés. Al fondo -sin novelerías-, la sombra de Góngora. Amelia de Paz es guardadora de rebaños. Dedica sus ocios a la lectura de procesos inquisitoriales y casos de conciencia.