Comúnmente se entiende el proceso iniciático en relación con los eventos trascendentales conocidos como Iniciaciones Jerárquicas. Como una síntesis de despertares, desenvolvimiento efectivo de potencialidades latentes y ampliación del interés e implicación existencial en la vida de las almas, escasamente se ha ensayado sobre la forma cómo este modelo expansivo funciona en el hombre corriente. A lo largo de estas páginas habremos de examinar las distintas modalidades en las cuales la experiencia iniciática actúa como ampliación de la experiencia de las almas que no han ingresado directamente al Sendero de Concienciación Voluntaria.
Examinaremos los rituales de pasaje, la dinámica de la vida de los sueños, los efectos de las sincronicidades significativas, entre otros tópicos, para coronar el trabajo con una breve referencia a la iniciación jerárquica que todos los seres humanos experimentamos inefablemente: la transición de la muerte. Recogiendo sugerencias e insinuaciones de los autores de las escuelas filo-teosóficas, el autor ha intentado esbozar un mapa de las evoluciones que experimenta el alma humana, más allá de la vida del discípulo y el iniciado, y que tienen que ver positivamente con ampliaciones en el poder de comprensión y de realización de la vocación al bien común, a través de prácticas tales como la enseñanza, el servicio social, el interés por la defensa de la vida y del ambiente, la integración a instituciones que también experimentan -como equipo de almas- experiencias lindantes con la iniciación grupal.
Se trata de una obra que propone a los lectores e investigadores continuar con el examen de esta fase de la vida iniciática, considerando que todas las almas son enseñables e iniciables, en la medida que orienten sus miras y sus actos a la celebración y a la consolidación del proyecto maestro del Plan de Evolución de la Vida, de la totalidad de las vidas.