Últimamente, a Víctor Negro le duele mucho la cabeza. Su novia le ha dejado y no se ve capaz de superarlo.
Es un agosto bochornoso en Barcelona, pero él no tiene vacaciones. Las compañeras de trabajo de este asistente social
que se dedica a la atención a la tercera edad están empeñadas en buscarle una nueva compañía femenina, y él las deja
hacer con resignación. Todo transcurre lentamente, entre la migraña, el desamor y el calor estival, hasta que una
oleada de suicidios de ancianos dispara todas las alarmas. En las casas de los muertos aparece invariablemente una
maceta con una planta de eucalipto despidiendo un olor dulzón, y los familiares parecen demasiado resignados ante una
pérdida tan trágica. Las noticias en los medios de comunicación son confusas: un misterioso virus con poder curativo
convive con una mutación muy agresiva de la gripe A. La conexión a Internet desaparece, y los teléfonos móviles pierden
la cobertura. En la televisión reponen películas antiguas. Todo es demasiado extraño, y Víctor Negro está decidido a
averiguar qué pasa.