Las últimas reformas legislativas, que han culminado con las reformas procesales de julio de 2015, aumentan paulatinamente la protección de los deudores hipotecarios. Pero olvidan casi por completo al avalista que afianzó con todo su patrimonio a quien concertó un préstamo garantizado con hipoteca. ¿Pueden ejecutarse las dos formas de garantía en un mismo procedimiento? ¿Qué posición ocupa el fiador en la ejecución hipotecaria, teniendo en cuenta que deberá afrontar el pago de la deuda pendiente tras la subasta? La presente obra aborda cuestiones como su legitimación, la posible acumulación de acciones y procesos, las causas de oposición, o la existencia de cláusulas abusivas desde la perspectiva del avalista. Desde la posición privilegiada de la autora, como responsable de las ejecuciones hipotecarias, la obra se dirige no sólo a los estudiosos del derecho, sino también a solucionar las dificultades prácticas que para los profesionales supone la aparición de esta figura en los procesos de ejecución civil.