Este libro responde a un deseo explícito de Cervantes: que contendamos por averiguar cual es el "lugar de la Mancha" de cuyo nombre no quiso acordarse. De ahí que, cuando un grupo multidisciplinar de la Universidad Complutense logró desentrañar el misterio, no fueron pocos los cervantistas que, por unas u otras causas, pusieron en duda la veracidad del descubrimiento en base sobre todo a la supuesta inconsistencia geográfica que mostraba el relato del Quijote. Conscientes de las reticencias surgidas, y a pesar de la metodología científica empleada, los autores de la investigación han querido zanjar la polémica invitando a los críticos a explicar y demostrar el fundamento de las mismas. El libro que el lector tiene en sus manos presenta, pues, la novedad de abrir sus paginas a los críticos para que expresen sus dudas sin ambages, así como para que acto seguido se manifiesten las contracríticas de los que sostienen que Cervantes señaló el lugar con precisión suficiente, pero todo ello para que al final sea el preparado lector quien decida sobre la validez de los argumentos a favor y en contra de ambas posiciones. Aparte de que la controversia puede concitar deseables nuevas lecturas de la gran novela, se trata así de un libro-debate pensado para que el público participe activamente en el mismo, que fue precisamente lo que nos pidió Cervantes. Y después de cuatro siglos debe sentirse satisfecho de que su frase: "Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo,...", haya sido finalmente cumplida. El lector tiene, pues, la palabra.