Desde el punto de vista personal, Emilia Pardo Bazán ha llegado a su madurez cuando escribe Memorias de un solterón. En 1896, fecha de su publicación, es una mujer independiente, dedicada a la literatura. Decidida a afrontar las experiencias que le depare el destino guiada por su criterio y conciencia. Memorias de un solterón pertenece a una nueva etapa literaria que los críticos distinguen después de aparecer sus novelas más naturalistas. La autora idea un plan novelístico similar al que Balzac, Zola o Galdós llevado a la práctica. En su caso, las novelas se centran en describir y analizar las relaciones entre hombre y mujer, y la institución que las regula: el matrimonio. A través de los personajes femeninos, da entrada a sus ideas sobre la situación de la mujer en su época, ya desenhebradas en multitud de ensayos publicados, analizando especialmente la problemática de las jóvenes que pertenecen a la llamada clase media.