La lectura de este libro permite adentrarse en el estudio de dos aspectos fundamentales: el sentido y significado de la atención a la diversidad y cómo debe ser la formación inicial y permanente del profesorado, a fin de lograr una sociedad más solidaria, humana y democrática. La educación en -y para- la diversidad resulta una práctica necesaria que conlleva una visión crítica de la escuela y un proceso complejo y dificultoso; pero, sobre todo, supone un cambio en las convicciones culturales, sociales y educativas de toda la sociedad. El desafío de este tercer milenio debe ser -según la autora- la construcción de una sociedad en la que la educación, la escuela y las diferencias no sean causa de segregación o exclusión, sino una posibilidad de desarrollo y enriquecimiento. Además deja claro que la respuesta a la diversidad y el respeto a lo intercultural no pueden abordarse como una exigencia estrictamente personal del profesorado, sino que hay que plantearlas desde una perspectiva de trabajo de investigación cooperativa e interdisciplinar.