La tecnología digital, con precios cada vez más accesibles, se ha puesto al servicio del videoaficionado e Internet ha sido en gran medida el medio por el cual esto se ha llevado a cabo. Ya sea por la venta de máquinas de fotografiar y filmar digitales, la facilidad y gran calidad a la hora de confeccionar álbumes de fotos o la puesta a disposición del usuario de a pie de la tecnología DVD, sin olvidar la TDT, el videoaficionado tiene a su disposición medios para emular al profesional. Prueba de ello son las producciones que se pueden encontrar en Internet o la calidad de vídeos, mal llamados domésticos, que se podrían pasar en salas comerciales. Pero la avalancha de todos estos medios hace que el aficionado que no tiene el tiempo necesario para analizarlos y ver su utilidad y aplicación se haga una pequeño lío. El objetivo de este libro es, además de facilitar al lector una pequeña noción teórica del mundo del vídeo digital, mostrarle las herramientas y medios de que dispone para llevar a cabo aquello que imagina. Éstos los puede obtener directamente de Internet y en su mayoría no son de pago. Fiel a mi teoría, este libro es la caña de pescar para iniciar un camino en el que cada día se puede aprender algo nuevo y realmente gratificante: editar viejos vídeos y pasarlos a formatos en los que se gane calidad. O distribuir un vídeo entre la familia de la última travesura del nieto. O recordar una cena de amigos, más por el vídeo de la misma que por lo que se cenó. O grabar series de la TDT con la máxima calidad... Con un poco de técnica y la imaginación, se pueden hacer milagros. ¿O no es esto el cine?