Campo de concentración de Natzweiler-Struthof sobre los Vosgos. El hombre que acaba de llegar junto a un grupo de turistas no es un visitante cualquiera: es un ex deportado que regresa al lugar de su encierro. De pronto, frente al barracón y el alambre de espino transformados ahora en museo, afloran los recuerdos. Regresan el hambre y el frío, los golpes y los insultos, la profunda pena por cuantos no sobrevivieron. Las vicisitudes que hablan de un horror que no se puede explicar, pero que va unido a la solidaridad entre prisioneros, a una humanidad nunca del todo derrotada. Un libro autobiográfico intenso y escalofriante, un testimonio de la atrocidad de los campos de concentración nazis, pero también un emocionante documento sobre la capacidad de resistencia y la generosidad del individuo. «Una de las obras maestras de la literatura del Holocausto, un libro excepcional que logra combinar el absoluto del horror con las complejidades de la historia, de la relatividad de las situaciones y de los límites de la inteligencia y la comprensión humanas» (Claudio Magris) «El nombre de Boris Pahor ha estado justamente relacionado con los de Primo Levi, Imre Kertész y Robert Antelme» (Süddeutsche Zeitung)«Estamos ante un libro que no ha de pasar desapercibido. Es una obra conmovedora, dura y magníficamente escrita, que logra páginas plenas de lirismo entrando en el mismo abismo del mal... La novela funciona con indudable altura literaria, a la vez que resulta un documento estremecedor y espectacular (speculum = espejo) de las vivencias y sensaciones -vistas, oídas, olidas, tocadas- de un antiguo ""residente"" de aquellos infectos barracones de la muerte al por mayor» (Iñaki Urdanibia, Gara)