Las circunstancias históricas en que se escribe el "Defensor Pacis" se señalan como tiempo de transición y de crisis: estaba en su final el Medievo abierto gradualmente a los nuevos signos de la Edad Moderna. En crisis la unidad religiosa y política de la cristiandad medieval; en crisis la unidad de la cultura dominada por el saber profano, matemática, medicina, filosofía, y por la teología, que marchan ahora cada una a su respectiva autonomía. El "Defensor Pacis" es ante todo, por su intención inmediata, una requisitoria a Luis de Baviera, elegido emperador, para que se oponga a las pretensiones de los Papas en el terreno político, que Marsilio cree desbordadas y contrarias al espíritu y la letra del evangelio, y que presentan una iglesia poderosa y rica cuando su fundador la quiso pobre y humilde, sumisa a los poderes civiles en lo exterior. Con esta ocasión Marsilio desarrolla una doble teoría, de la sociedad civil y de la eclesiástica, que, en muchos aspectos, suscitará hoy, junto con el interés histórico, motivo de reflexión. Sin dejar de ser medieval, Marsilio permite ya vislumbrar el Renacimiento en sus aspectos más vitales, pegados a la tierra, el político y el político-eclesiástico