Las esperadas memorias del gran actor de Hollywood.«Estaba ahí,tumbado junto a un callejón en White Plains Road, en el Bronx, y medolía mucho el tobillo. Me dije que así no podría seguir con lapelícula. Solo llevábamos grabando un par de semanas y no podíainterpretar el papel y, además, ahora tampoco podía caminar.Francis Ford Coppola me había mostrado antes algunas tomas de miinterpretación, solo para decirme –,Al, la estás cagandoaquí–,. Yo miré las tomas, y pensé, ¿qué hago yo en estapelícula Tenía el aspecto de un don nadie. No tenía ni idea de lo quepretendía hacer.Pensé que estaba fuera de lugar. En realidad, no me querían mucho poraquí y empezaba a darles la razón. Era un chico de 29 años con solodos créditos cinematográficos y una cabeza no muy bien puesta sobrelos hombros.Ahora tendrían que echarme de El padrino. Y allí tendido en la calleaquella noche, no podía sentir más alivio. Miré al cielo, me santigüéy dije: estoy fuera de esto. Gracias, Dios mío. Gracias.»