Bo Gunnar Widerberg (1930-1997) ha pasado a la historia del cine como el principal representante sueco de la renovadora generación moderna, ésa que en las décadas de los sesenta y setenta -y bajo la alargada sombra de Ingmar Bergman- empezaba a buscar su lugar en el mundo y su punto de vista sobre él; en su caso, a la contra del maestro intocable, saliendo del claustro metafórico y parabólico rumbo a conflictos humanos a pie de tierra. Autodidacta inconformista conocido hoy principalmente por su faceta cinematográfica, Widerberg desarrolló su trabajo en otros campos, como la literatura, el teatro o la televisión; esferas que fueron retroalimentando la obra indistintamente durante todo el tiempo en que estuvo activo. Esta carrera, estudiada en su conjunto y debidamente contextualizada en el ámbito artístico nórdico, se revela en la actualidad como una imprescindible fuente de conocimiento de toda una cultura, ya que las implicaciones sociales, políticas e históricas -amén de las estéticas- han convertido a Widerberg en una figura esencial para entender buena parte de la evolución de la sociedad sueca hasta nuestros días. Bajo este planteamiento, Bo Widerberg. Filmografía de una historia ya guardaría valor e interés en tanto supone la primera monografía en lengua española de tan determinante cineasta -justo a las puertas del vigésimo aniversario de su desaparición-. Pero son sus precisos análisis inductivos del texto los que logran trascender el hecho meramente cinematográfico, estableciendo un particular modo de presentar la realidad nórdica: un dar-a-ver las relaciones histórico-artísticas a partir de la obra del director sueco como referencia: una obra que sintetiza un mundo.