La quiebra de la ciudad popular intenta explicar por qué el mundo obrero y popular de Barcelona, capital indiscutible del sindicalismo revolucionario anarquista, mantuvo unas expectativas insurreccionales hasta finalizar los años de entreguerras. El texto examina la experiencia cotidiana del obrero en el espacio urbano en cuatro grandes campos: segregación residencial, vivienda, movilidad y sociabilidad. Numerosos planos, gráficos explicativos e historias de vida ilustran esas experiencias cotidianas. El análisis socioespacial desarrollado abre nuevos caminos en la comprensión del mundo obrero y popular barcelonés y muestra que el espacio urbano no fue un simple receptáculo inerte de los procesos políticos. La ausencia de movilidad social y de reformas significativas en vivienda, transporte y equipamientos constituyó el contexto ideal para el mantenimiento de expectativas revolucionarias en algunas capas obreras, especialmente en las menos cualificadas. El espacio urbano, la ciudad cotidiana, se ven en este libro como la auténtica variable explicativa de los conflictos que desembocaron en la Guerra Civil. La figura del jornalero inmigrante y de las periferias proletarias son el sujeto y escenario centrales del radicalismo cenetista. El inmigrante reciente no cualificado y los barrios donde esa figura obrera era dominante fueron los protagonistas del radicalismo revolucionario, la base social y espacial más destacada que estaba detrás de las jornadas de julio de 1936. Basada en tópicos cómodamente aceptados, la figura del inmigrante anarquista radical ha estado ausente de cualquier reflexión empírica profunda. Este libro descubre su trascendencia.