ZETAPAÑA. Naciones para todos, es el relato de una decepción y una calamidad, las de la gobernación de José Luis Rodríguez Zapatero. El hombre que llegó al Gobierno de la Nación tras los atentados del 11 de marzo de 2004, el que en aquellas circunstancias debió haberse empeñado en restañar las heridas, rehacer los acuerdos dañados por el terror y devolvernos la confianza como nación, se dedicó desde el primer día a todo lo contrario: exacerbar unas diferencias que (imposibles ya en la economía, donde ha acentuado todo lo peor del capitalismo más landrú) le confirieran la imagen de un izquierdismo teatralizado para satisfacción de pesebres, y le facilitaran la adhesión de los grupos minoritarios hasta hacer imposible la alternancia. El PUP, el Partido Único Pluralista, parodiando la jerga recurrente del zapaterismo, era su objetivo final, un auténtico Régimen irreversible que convierte a los nacionalistas en dueños de una España a la que sueñan con destruir, dejando al resto de las regiones en una situación casi colonial de mercados cautivos. Para ello, la sustitución del ¿café para todos¿ de la Transición, por el nuevo ¿naciones para todos¿, una Confederación Asimétrica Plurinacional con la que creyó contentar las demandas de caciques y nacionalistas conduciéndonos a algo más grave incluso que la disgregación: el ridículo.