Sobre el poder de los emperadores y los papas (1347), última obra compuesta por Guillermo de Ockham, puede considerarse como su testamento intelectual y político. Redactado en el ocaso de su vida, en un momento histórico en el que sus ideas parecían abocadas al fracaso, este breve y denso texto recoge lo fundamental del método, la temática y las aspiraciones del Ockhan polemista que, en sus últimos días, se adhiere con más fervor si cabe a sus convicciones eclesiológicas y políticas. El nominalismo y la teología de la omnipotencia del Ockham especulativo desembocan en una Filosofía política que, como esta síntesis de la misma pone de manifiesto, inaugura conceptos y problemas capitales del pensamiento clásico moderno. Que ni en lo temporal ni en lo espiritual recibió San Pedro de Cristo una plenitud de potestad tal que pudiera hacer todo aquello que no está prohibido por la ley divina y la ley natural. Que el principado papal en absoluto se extiende regularmente a negocios temporales y eclesiásticos, ni a actos supererogatorios, ni a los derechos y libertades ajenos. Que el principado papal fue instituido en provecho y para utilidad de los fieles, y no para utlidad y honor del papa, de modo que debe llamarse de servicio y no de dominio. Qué son los derechos y libertades ajenos sobre los que el papa no tiene potestad regularmente. A qué cosas en concreto se extiende el principado apostólico. De qué manera es el papa cabeza y juez supremo de todos los fieles. La grandeza del principado apostólico consiste en tres cosas. La Iglesia aviñonense, no sin el sello de la injusticia y la tiranía, rebaja y persigue a quienes no temen disputar sobre la potestad papal.