Esta obra es fruto de la dilatada y meticulosa experiencia del autor en la materia.
Desde 1974, en la entonces Escuela de Automóviles del Ejército (EAE), impartió clases teóricas y prácticas sobre Reparaciones de Emergencia y Recuperación de Vehículos (RERV) a los Oficiales de los Cursos de Especialistas en Automovilismo, a los Suboficiales Instructores y finalmente a los Caballeros Cadetes de 5º Curso de la Academia General Militar.
El reto fuerte se presenta en 1989, cuando la ya desaparecida EAE, cedió paso a la Escuela de Logística del Ejercito (ELET), encargándosele un programa y un curso teórico-práctico sobre RERV con proyección internacional, destinado principalmente para Oficiales de misiones internacionales (mantenimiento de paz, interposición, humanitaria, observadores...) Los cursos demostraron su eficacia, ya que lo aprendido y practicado fue de gran utilidad y provecho en las distintas misiones. Según manifestaron los actores, en ocasiones el español fue el único equipo capaz de solventar los problemas que planteaban los vehículos (1ª misión en Angola, 1989). Los cursos resultaron tan importantes, que representantes de ejércitos de otros países se desplazaron a la ELET, y se hicieron con los apuntes para realizar los suyos propios.
Ante la importancia de la materia impartida, los cursos se ampliaron a Mandos de Operaciones Especiales (MAES), Compañías de Operaciones Especiales (COES) y a personal de protección civil, en especial a Bomberos conductores del Ayuntamiento de Madrid. Estos cursos fueron dirigidos e impartidos por el autor hasta 2002 a Oficiales y Suboficiales de los 3 ejércitos y a Bomberos conductores.
Esta experiencia práctica se refleja en esta obra, intentando con ello colaborar una vez más en la localización, conocimiento y solución de averías en condiciones precarias y/o comprometidas, y salir de ciertos atolladeros que se presentan debido al vehículo o al camino.
Este libro complementa a la obra principal del autor, Tratado del Automóvil, cuyo objetivo es conocer mejor, cuidar y manejar el automóvil. El de la actual es resolver problemas que presenta, evitando en la medida de lo posible que nos deje ¿tirados¿, aportando cualquier solución con los medios más inverosímiles al alcance, desarrollando la iniciativa y el ingenio.
Finalmente, se debe tener muy presente que solo la EDUCACIÓN en la carretera y el conocimiento de la compleja realidad física que es el automóvil, serán los factores que disminuyan la sangría de vidas y cúmulo de amarguras que el uso de este artefacto está provocando, a pesar de tantas medidas restrictivas y coercitivas impuestas por las distintas administraciones, que parecen producir el efecto opuesto a lo pretendido.