La vida cotidiana de los jerónimos de Valparaíso, marcada por la liturgía, las Costumbres, el horario, el silencio, los ayunos, las comidas, el hábito, el gobierno del monasterio y las obras en el edificio, permite conocer el transcurso de los días y las horas en la vida monástica que cautivó a los cordobeses de los siglos XV y XVI. La conclusión brota de sí misma: la fe, la recia vocación que les guió, la intensidad de su vida religiosa fueron, según la percepción de los cordobeses, como la lámpara de la que habla el apóstol san Pedro, "que brilla en un lugar oscura, hasta que despunte el día y la estrella de la mañana, Cristo, se levante en los corazones" (2P, I, 19). El presente estudio no se agota en la clausura del cenobio. Trasciende a la vida exterior de la ciudad medieval y moderna, y tiene su final desolador en la legislación española antieclesiástica del siglo XIX que dispersará las obras de arte que allí se guardaban, amonedará algunas de ellas, rociará por España sus fuentes documentales, diezmará su biblioteca y otras muchas se perderán por el camino. Triste historia la que escribió el liberalismo español que sólo pensó en convertir el dinero para la Deuda Pública aquellos edificios monumentales con todos sus tesoros artísticos o permitió simplemente que se arruinaran y hundieran.