Cambia el mundo, cambian las leyes, todas las ciencias evolucionan y únicamente la Razón Jurídica permanece inmóvil y ensimismada, distanciándose cada vez más de la realidad. Este libro pretende aproximarse al Derecho a la luz de la experiencia y del sentido común, dejando a un lado los escombros de la erudición estéril, la inercia cómoda, el pragmatismo engañoso y la falsa autoridad de Autoridades que han dejado de serlo. El texto empieza con una cita medieval estimulante: «tu cogitabis» (piensa por tu cuenta); pero a la larga no es optimista, porque conoce la terrible verdad formulada por Max Planck hace muchos años: «Un progreso científico no triunfa por medio del convencimiento de sus oponentes, haciéndoles ver la ley, sino más bien porque dichos oponentes llegan a morir y aparece una nueva generación que se familiariza con ella». En la vieja contraposición entre Derecho normado y Derecho practicado, el autor se inclina por este último, cuyas diversas modalidades analiza (la judicial, la doctrinal y la social), dejando en un segundo plano al Derecho de papel de los Boletines Oficiales, aunque ello suponga negar frontalmente el monopolio estatal de producción y control de las normas jurídicas. Porque el Derecho no está sólo en las normas sino, más bien, en los actos de su ejecución, aplicación y práctica.