La guerra civil española la ganó un ejército colonial que luchó en la metrópoli con los mismos métodos y los mismos propósitos con que lo había hecho con anterioridad en África. Lo cual tiene mucho menos que ver con la presencia de tropas marroquíes en suelo español que con el hecho de que la guerra, y la paz represiva que la siguió, la dirigieran militares africanistas que se habían formado en las campañas del Rif y que se propusieron aplicar a España las mismas reglas que les habían servido para imponerse allí. Investigando la personalidad, las ideas y la actuación de estos africanistas, Gustau Nerín no sólo ha conseguido hacernos entender mejor la brutalidad de la guerra civil, sino que nos ofrece una interpretación innovadora del franquismo, que tiene mucho menos que ver con el fascismo europeo, con el que habitualmente se le ha querido emparentar, que con unas raíces coloniales que este libro desvela por primera vez en toda su profundidad.