®La muerte no puede describirse y, sin embargo, Péter Nádas logra describir su inquietante marcha¯. Neue Z?rcher Zeitung ?sta es la lúcida descripción de una experiencia límite. Péter Nádas, figura clave de la literatura húngara actual, fue víctima, en plena calle, de un infarto de miocardio. Desde que le sorprenden los primeros síntomas físicos (la falta de aire, el sudor gélido, las agudas punzadas en las clavículas.) Nádas indaga, con precisión de cirujano, en cada una de las percepciones que experimentó ese día, y que se balancean entre la cotidianidad -la cita con una joven, la sopa que le sirven en un restaurante- y la trascendencia: la premonición de su propia muerte, la frágil línea que separa la vida de la muerte. A medida que el infarto se acerca, la narración continúa in crescendo, arrastrando al lector al torbellino de lúcidas reflexiones que se proyectan en la mente del autor húngaro, hasta que irrumpe el desenlace: su muerte clínica durante aproximadamente tres minutos y medio. Nádas habla de lo que ve y de lo que siente, de cómo el lenguaje se diluye, los recuerdos entran en otra dimensión y la conciencia en otro estado.