La marcha de Ge Li otorga, casi automáticamente, mayor margen de maniobra a Cai Qiu, quien, al asumir la responsabilidad de la búsqueda y captura de los soldados de Zhao infiltrados en la ciudad, adquirirá un protagonismo que ni él mismo había sospechado hace unos pocos meses. La notoriedad lograda ante sus ciudadanos y el respeto que le dispensa el príncipe Liang Shi, envenenará su hasta ahora juicioso proceder, y hará tambalear incluso el profundo respeto que este campesino sentía hacia Ge Li, su maestro en el arte de la guerra y artífice de la resistencia de Liang. Los espías de Zhao tratarán por todos los medios de comunicar la noticia de la ausencia de Ge Li, y algunos darán la vida en el intento. La última batalla se librará con la aparición de un arma de guerra sorprendente y amenazadora que pondrá en una situación más que crítica a la ciudad asediada. ¿Resistirá Liang? ¿Volverá Ge Li? Mientras, el ejército del millón de hombres aguarda su entrada en escena.