Zap era un pez curioso y solitario. Curioso porque le encantaba conocer mundo y hacerse preguntas. Quería explorar hasta el último rincón de las profundidades. Y solitario..., solitario porque sí: porque hay peces de todas clases. Hay peces gordos, verdes, venenosos, luciérnaga, voladores, acatarrados, peces que dan calambre..., y también peces solitarios, como Zap. Curioso y solitario son los dos adjetivos que mejor definen a Zap, un pez que descubre que es pintado y que vive en una pecera dentro de un cuento. Y como quiere saber qué hay más allá, decide saltar de la página del libro para volar por encima de los tejados de la ciudad y de la s nubes, hasta llegar a la luna. ¿La luna es también pintada? ¿El Universo es un simple decorado pintad o? ¿Quién ha pintado a la pintora que le ha hecho vivir en las ilustraciones? A Zap le surgen demasiadas preguntas que no puede contestar. Quizá cuando crezca las comprenderá; sobre todo la más importante: ¿quién es Aquel que ha pintado el mundo? Valores: apertura a la trascendencia, curiosidad y búsqueda