Son dos días en la vida de un niño, Samuel, que va contando, a sumodo, lo que vive. Lo que el pequeño deja entrever, mientras narra,es inquietante, sobre todo, porque lo cuenta desde la ingenuidad, sin entenderlo del todo. La narración se alterna con la voz de sumadre de acogida que nos muestra el otro lado, el adulto, el que sabe lo que ocurrió.