¿Los yogures con bífidus matan las defensas naturales del cuerpo? ¿La numeración de los cartones de leche indica cuántas veces se ha reciclado? ¿Puede que algunas bolsas de calamares congelados lleven en realidad rectos de cerdo troceados? Albert Monteys, uno de los mejores humoristas gráficos de la escena nacional, crea para la colección Leyendas Urbanas un inspector de Sanidad freelance, amante de lo oculto, que se desvive por destapar las peores asquerosidades gastronómicas y los mayores bulos sobre la comida: pollos mutantes, plátanos transgénicos, ratas y perros pasarán por sus metódicas inspecciones. En esta colección, que inauguraron David Sánchez, con Videojuegos, y José Domingo, con Conspiraciones, autores de cómic se apropian de los códigos de las fábulas modernas para revisarlas y reinventarlas con sus propias claves. Desde la autoestopista desaparecida, pasando por robos de órganos, sectas que intentan controlar el mundo, mascotas que acaban en el microondas o sorpresas que derivan en situaciones más que embarazosas, las leyendas urbanas forman parte del inconsciente colectivo y no hacen más que exorcizar los miedos de nuestra sociedad. En Misterios comestibles, Albert Monteys, que fue director de la revista satírica El Jueves durante cinco años, repasa los temores culinarios más extendidos de nuestra sociedad en la que imperan los fast food y las explotaciones intensivas: ratas, comida basura y otras delicatessen.