No hace falta ser muy mayor para recordar viajes en coche queterminaban con el parabrisas emborronado por las huellas de losinsectos voladores que se estrellaban contra él, las luces cubiertaspor un bullicio de mosquitos y polillas en las noches de verano ojardines animados por un sinfín de laboriosas y a veces amenazantesabejas. Sin embargo, todas estas escenas cotidianas resultan cada vezmás extraordinarias a medida que pasan los años: quizá para alivio dealgunos, los insectos han desaparecido de nuestras vidas.Sin embargo,los insectos son un actor fundamental en el mantenimiento de nuestrosecosistemas y la biodiversidad que los sustenta, e incluso en elcorrecto funcionamiento de la industria agroalimentaria que pone lacomida en nuestros platos (y que también supone, paradójicamente, unade las principales amenazas para la existencia de estos animales).Aunque no gocen de la popularidad de mamíferos entrañables como lososos panda, el reino de los insectos constituye una pieza clave parala sostenibilidad de nuestro planeta y de las condiciones quegarantizan la existencia de nuestra propia especie. En La crisis delos insectos, Oliver Milman lanza un grito de advertencia sobre estaterrible situación al tiempo que celebra la sorprendente diversidadque define a este bullicioso y gigantesco pequeño mundo.