¿Por qué se le llama el Séptimo Arte? Esa expresión, acuñada en 1911 por Ricciotto Canudo, consagró al cine como un arte nuevo ¿el séptimo¿ en el que se resumían los seis anteriores. De la escultura y la arquitectura heredaba la creación de espacios; de la danza, el movimiento escénico; de la música, la banda sonora; de la pintura, la composición y la luz; y de la literatura, el guión y los diálogos. A partir de Canudo, el cine se ha visto siempre como un arte compartido.
Este libro se propone seguir paso a paso el proceso de creación de algunos filmes destacados (dicho en términos populares, descubrir ¿cómo se hicieron las grandes películas¿). Y esto supone prestar atención, en cada una de sus fases, a la creatividad y al buen hacer profesional que aportaron diversos artistas.
Creatividad, en primer lugar. Porque el cine tiene algo de esa ¿inspiración¿ que solemos reconocer en el creador de una obra artística. Profesionalidad, en segundo lugar. Porque el cine tiene unas reglas, un modo de hacer (un ¿arte¿, en el sentido de hábito) que permite asegurar la calidad de los trabajos y crear las condiciones para alumbrar obras maravillosas.
Al final, se descubre que la respuesta a la pregunta del título (¿cómo se hicieron las grandes películas?) se encuentra no sólo en el hallazgo de su idea creativa, sino en el seguimiento de las decisiones acertadas que se tomaron en cada fase del proceso: elección de la historia, escritura del guión, búsqueda de localizaciones; selección de los actores, ensayos previos, rodaje; montaje, sonorización, composición de la música. Una vez terminada la cinta, aún hay espacio para la profesionalidad en el amplio abanico del marketing cinematográfico: el lanzamiento adecuado de la cinta, la publicidad en salas y medios de comunicación, o la presencia en los más importantes festivales de cine son elementos estratégicos que pueden determinar el éxito o el fracaso del filme.