En 1965, en el noviciado de una congregación religiosa, los jovencísimos Rafael y Nicolás viven la luminosa y desapacible experiencia del primer amor. En circunstancias asfixiantes, los dos adolescentes se enfrentan a todo y a todos los que pretenden separarlos: la mística de la vocación, el afán de ser misioneros, el voto de castidad, el alarmado maestro de novicios... Sin ningún sentimiento de culpa, descubren, padecen y disfrutan aquel primer amor, el que nunca se olvida, si bien a veces también puede que se repudie. Y es que, treinta y cinco años después, Rafael, convertido en un personaje de cierta popularidad, conoce por azar el paradero de Nicolás, ahora casado y próspero empresario, del que nada sabía desde entonces. Poco a poco, Rafael comprende que Nicolás lleva toda la vida empeñado en rechazar aquel episodio de juventud que, en cambio, él rememora con emoción y buen humor, porque sabe que es la mejor manera de defenderlo del paso del tiempo.