La participación del Estado español en conflictos armados ha encontrado siempre el rechazo de los ciudadanos. Pese a ello, los gobiernos de turno no han tenido problemas en adoptar las decisiones que han considerado oportunas, incluso en abierta contradicción con la regulación del derecho internacional como sucedió en los bombardeos de la OTAN sobre Serbia, o en la segunda guerra de Irak. La intención del autor es que el trabajo sirva para deslegitimar el discurso de la guerra, aunque sea únicamente en el campo jurídico.