Desde muy joven, Karoline quiso ir como misionera a la India o China, pero la congregación religiosa a la que pertenecía la envió a Chile, país al que llegó en el año 1968. Desde entonces, ha trabajado sin descanso para conseguir que los más pobres tengan comida, educación y salud, en un contexto socio-político complejo y sobreponiéndose al dolor y a las injusticias humanas. ¿Cómo logra una mujer nacida en la idílica Baviera superar las fronteras culturales, el absurdo y la crueldad de una dictadura y las rígidas estructuras institucionales? ¿Por qué decidió abandonar la orden y por qué eligió darlo todo por los pobres y renunciar a la posibilidad del amor? En El secreto siempre es el amor, Karoline Mayer cuenta la historia de su vida, en la que no faltó el miedo, el peligro y algunos fracasos, pero, por suerte y por su fuerte convicción personal, tampoco faltaron el coraje y la determinación necesaria para llevar adelante el sueño de construir un mundo mejor. En las diversas obras de la Fundación Cristo Vive, así como en cada uno de los encuentros con diversos personajes (la esposa de Augusto Pinochet, Salvador Allende, la Madre Teresa de Calcuta, el Papa Juan Pablo II y el entonces cardenal Joseph Ratzinger, entre otros), Karoline ha demostrado, más allá de su aspecto frágil y delicado, ser una mujer firme, con una gran fortaleza, un enorme poder de convocatoria y una capacidad de entrega infinita.