La ETA, una organización terrorista sin parangón en Europa, dejó unreguero de viudas, huérfanos, hermanos y amigas no solo desconsoladospor unas muertes dramáticas sino vilipendiados por una sociedad cruel, aterrorizada y, en muchos casos, cómplice que no supo o quiso mostrar el más elemental rasgo de piedad o empatía con unas víctimas cuyoúnico pecado era su parentesco con los que la organización terroristahabía puesto en una diana, antes de disparar un arma. Todos ellos sonlos inocentes de los que habla este libro único y brutal que quiererendir sentido homenaje a miles de compatriotas heridos por lametralla, pero quizá aún más, por el desprecio de una sociedad enferma y de un país acomplejado que además de no defender sus vidas nosupieron consolar a sus familiares. Pese a los ríos de tintautilizados para intentar contar los años salvajes de la recientehistoria de España, hasta ahora nunca se había abordado el fenómenodel día después como se hace en este libro. Tras la sangre vino elexilio de las provincias vascas o, peor aún, la permanencia en unterritorio hostil que solo les ofreció ausen